Poetas con Luz Ambiente, Presentación Pérez
“La poesía me acompañó y me acompaña siempre desde sensaciones a ritmo de respiración. Mis primeros versos aparecieron sin saber cómo y me enredaron en mis años más jóvenes”.
Cuando programo una sesión unos días o semana antes, tal vez me puedo plantear que tipo de luz será la que salga ese día, como incidirá bien en la estancia o espacio elegido para el desarrollo de la sesión.
El día en el que quedamos resultó ser un día muy luminoso, a eso de las 11:00 a.m.. La sesión comenzó en el patio de su casa, en el salón y posteriormente decidimos ir al Parque de Gasset.
La cuestión que a medida que avanzaba la sesión y hablábamos, todo el entorno luz, charla y paseo me revelaban contrastes continuos… ¿el azar? o ¿una visión muy particular e influenciada del fotógrafo?
La cuestión, que me hablaba de la casa manchega y estancias con sus luces.
La comparaba con la luz cosmopolita de su vivienda en un bloque de pisos.
De los espacios temporales de lagunas en la escritura, con la creación continua de poesía.
La sensación de tranquilidad y silencio en su vivienda con el bullicio de los paseantes en el parque.
La búsqueda de un rincón donde aislarse de las miradas a la hora de la captura fotográfica, en un espacio en el que de manera natural y lógica nos veíamos rodeados de gente… consecuencia de ello tratar de “esconderse” y observar cualquier cosa pequeña, cualquier instante.
Por último, huir del efecto de la luz de esa mañana. Luz dura con sombras densas y buscar en rincones el efecto de la luz grande y suave. Esa es la luz de Presentación.
Presentación Pérez
La poesía me acompañó y me acompaña siempre desde sensaciones a ritmo de respiración. Mis primeros versos aparecieron sin saber cómo y me enredaron en mis años más jóvenes.
Mi padre contaba sus historias en verso como salvia que aroma el ambiente y, con la cadencia del romance, creó en mí un anhelo; fue como el zaguán donde mi vida se abrió a ese extraño ir y venir de las palabras, en el que esperas sin saber lo que esperas, pero tienes la extraña sensación que llegará y esperas por si acaso. Y aunque hubo periodos de silencio por mi parte, ella estaba allí, enseñándome las formas a través de los poetas que tan generosos fueron. Más tarde comprendí cómo nos sangran las palabras. Un puzzle de ellas se me ofrecía sin prisas y con la franqueza de lo que regresa a nuestros labios hasta conseguir que su lluvia nos moje la espalda y nos despierte; y, como reloj que marca la salida, nos manifiesta un compromiso. Cuando atardece, la poesía se hace vigía del sueño, un vínculo para salvar nuestra existencia, un lenguaje en libertad que resalta la virtud de las palabras con la verdad y belleza que hacen transcender las pequeñas cosas.
Emociones y sentimientos han ido conjugando en mis poemas ese intento de lograr pensamientos hermosos, aun cuando nos niegan la ternura. La poesía nunca nos deja indiferentes y fue esa inquietud la que me llevó a coordinar Quevedalia, nadar entre el sentir de poetas de la tierra y poetas amigos, un medio para saborear lo que compartimos, lo que nos identifica, el júbilo de ser lo que somos.
Así rezan unos versos de uno de mis poemas:
El poema es sal para decir
todo aquello que el hombre siente
para arrancárselo a la noche
desde la cicatriz que nos redime.
Presentación Pérez González