Esta exposición que consta de 46 imágenes, tiene un principio y final argumentado, a la vez cada imagen, alude a una unidad independiente relacionada con cada poema que siempre interpretará al completo la unidad o parte de el.
Es la ensoñación del hombre, junto con la iconicidad de la mujer la que podemos decir que es el hilo conductor. Un hilo, en el que la idealización de la mujer, potenciada siempre por una iluminación muy tangencial es la que busca destacar las líneas curvas en unos cuerpos femeninos en lo figurativo, así como, en los bodegones en lo conceptual.
Es lo onírico, la amalgama que une toda la exposición. La idealización de la mujer, en la que se encuentra ausente de todo equipo de estilismo, peluquería y maquillaje. Solamente tratados de manera personal e individual, dan rienda suelta al fotógrafo para ”fotografiar” cada poesía, como si de unidades individuales se tratara.
Es el propio cuerpo de la modelo, el que sirve de soporte, en el que se “escribe con luz” y potencia ese elemento morfológico que es línea curva, intrínseca en cada mujer y claramente connotativa e idealizante.