Poetas con Luz Ambiente, Cristina Galán
Encontré en su aguda mirada la manera de ver el fondo de las cosas. Con ella aprendí a expresar mis dudas, mis deseos y mis razones. Me enseñó a recrear mi mundo interior y el mundo que me rodeaba, a través de sus recursos narrativos y su sensibilidad.
Cristina desde dónde le alcanza el recuerdo, siempre ve libros en su casa, sobre todo de poesía. Sus padres eran unos enamorados de la poesía. Tanto es así, que me cuenta que su padre “se declaró a su madre con la rima XXI de Gustavo Adolfo Bécquer”… anécdotas aparte, ya desde pequeña estaba rodeada de poesía en casa, en el instituto, dónde un profesor al leer sus poesías, le animaba a participar en concursos que allí mismo se celebraban.
Que se puede esperar de un ambiente así. La poesía le acompañó en el instituto, en la universidad, de tal manera que a los 19 años pertenece al grupo de fundadores de El Trascacho, que pasa a ser grupo desde la tertulia que era.
El espacio que eligió para la sesión fotográfica fue ni más ni menos que el famoso “Bar Penalty” de Valdepeñas, también conocido como la antigua taberna Casa Álvarez que fue fundada en el año 1928. Un recinto que puede retrotraerte al ambiente de “La Colmena” y de otros tantos que abundaban en los ambientes de la posguerra. ¿Quién no ha tomado un vino, caña o café cuando se ha pasado por la población?.
“Sin querer influir en el ámbito”, una vez me lo apuntó entre otros, y siendo conocedor del lugar, no lo dejé pasar y quedamos allí. Dónde las mesas de mármol, sillas de madera y alguna reforma puntual ha sido lugar de reunión con sus amigos “vuelvo al viejo bar / dónde versos y vino / corrían por mi boca / entre brazos amigos / y confidencias intimas”…
Un bar en el que huele a tradición e historia, así como, figura en innumerables textos de otros tantos artistas que en la ciudad de vino han pasado por allí.
Y ya de paso, como no hablar de su luz. Una luz que si alguna característica tiene, es que, hay tantas como busques. En este caso, una luz de ventana suavizada por el soportal que le antecede.
Cristina Galán
La poesía contiene lo racional y lo emocional unidos en la palabra. Es para mí el lenguaje más completo y auténtico de la naturaleza humana. Aprendí pronto a leerla y recitarla, pero fue en la adolescencia, cuando llena de preguntas, asombros y emociones, necesité su luz para entender la complejidad de mis sentimientos y mis pensamientos en comunicación con el mundo exterior.
Encontré en su aguda mirada la manera de ver el fondo de las cosas. Con ella aprendí a expresar mis dudas, mis deseos y mis razones. Me enseñó a recrear mi mundo interior y el mundo que me rodeaba, a través de sus recursos narrativos y su sensibilidad. Con su lenguaje profundo, su ritmo y estructura, mi vida ganaba autenticidad y libertad. Me abrió las puertas de la comunicación y la esperanza.
En un principio la poesía fue la voz que liberó mi mordaza interior, mis deseos y mis razones ocultas. Hoy es mi compañera, la amante fiel que me salva de la incertidumbre y la incomunicación.
Soy un aprendiz de poeta que habla desde el amor, el deseo, las heridas y las injusticias sociales. Mi poética es una voz que busca, a través de las huellas de los hechos humanos, de la experiencia y las emociones, un mundo mejor para todos. Mi voz lírica está en continua evolución, pero el germen es el latido profundo del corazón y la razón en defensa de la vida.
Yo soy mi poesía. Ella es intimista y solidaria. Auténtica y directa. Rebelde y soñadora. Sencilla y desnuda de artificios culturales.
Nada mejor que uno de mis poemas para describir el fondo y la forma de mi poética. En sus palabras descubrirás la voz íntima que recrea la vida y sueña con la conquista del paraíso de todos:
Escribo letras de fuego, signos que arden en el corazón,
palabras que trepan con llamas, sobre muros fríos de distancia.
Escribo con tinta de sangre, de vergüenza y compasión,
con gotas de llanto, por el dolor que no pude, ni puedo evitar.
Escribo desde la raíz del árbol herido, con el grito poderoso
que reclama ser feliz, ser un todo, sin distancias, sin odio, ni rencor.
Escribo contra el olvido y la muerte, en tu nombre, con tu voz y tu rostro.
palabras que nos protegen de la desolación y el derrumbe,
palabras de nuestros sueños de amor primitivo.