Poetas con Luz AmbienteÁngela Vallvey

Poetas con Luz Ambiente, Ángela Vallvey

“La poesía es el lugar donde es posible encontrar cualquier cosa, donde todo sucede. Es un maravilloso medio de transporte que me aleja y me acerca a mí misma y a los otros. Es el color de fondo, la respiración de mi vida. Pero, sobre todo, la poesía es lectura”.

Después de haber conocido a Ángela Vallvey, y hablado sobre los diferentes ambientes, países, luces, etc., que ha vivido. Dice, que todos estos condicionantes han influido en su poesía y seguro estoy de ello.

Pero no es menos cierto, que su condición manchega la lleva a flor de piel y en el poco tiempo de trato que hemos tenido, siempre se ha dejado ver,   “Yo vuelo lejos gracias a la poesía”… ¿Acaso no volaba D. Quijote?

Desde el primer momento que supo del proyecto, sin aspavientos ni florituras, le pareció bien el figurar en el, a sabiendas que su falta de tiempo en el día a día, podía dificultar una sesión fotográfica, que sin ser muy pesada, “su tiempo se lleva”.

Hago alusión al carácter de manchega, por el mismo trato en si. En todo momento ha sido correctísimo, sin impedimento alguno y lo que pudiera parecer seriedad, ha sido colaboración y facilidades… dentro de las posibilidades que teníamos ambos, tan solo que los manchegos/as somos así; de carácter imaginativo y tímido, a la vez contradictorio por la campechanía y cordialidad, pero  una vez decimos darnos al prójimo todo se convierte en facilidades.

Los diferentes ambientes en los que ha vivido le han enseñado a adaptarse y ser respetuosa con ellos, así como, su luz es la de un descubrimiento y sorpresa continuos… Pragmatizar esa definición de su luz “es complicado”, acabé decidiendo hacer su retrato con la luz natural y lateralizada proveniente de una ventana que es muy dada a la imaginación y la evocación del recuerdo.

Ángela Vallvey ©Pepe J Galanes

Ángela Vallvey

POESÍA ES EL LUGAR DONDE TODO SUCEDE

Quizás una poética también sea la aleación de un poco de poesía con algo de ética.

Antaño, los poetas podían pensar que la poesía es el camino que lleva a la morada de los dioses. Pero para mí la poesía es como la tierra para un labrador, o como el cielo para un astrónomo.

Gracias a la poesía, soy una mujer de ciencia y el cosmos es mi laboratorio. A causa de la poesía tengo locas esperanzas de poder trascender mi experiencia mortal mientras sigo viva, y con algo de suerte sentir lo que ni siquiera puede describirse con palabras.

La vida pasa como un sueño, y solo la poesía permite atrapar la belleza que se esconde incluso de las fotografías.

La poesía es el lugar donde es posible encontrar cualquier cosa, donde todo sucede. Es un maravilloso medio de transporte que me aleja y me acerca a mí misma y a los otros. Es el color de fondo, la respiración de mi vida.

Pero, sobre todo, la poesía es lectura.

Encarna el placer de leer, de escuchar palabras cautivadoras que son sueños, anhelos, gozos, esplendor, alientos, fuerza…

Desde niña fui consciente de las diferencias que existen entre alguien que ama leer y quien no encuentra ningún atractivo en los libros. Yo me siento afortunada por ser una de esas personas privilegiadas, subyugadas por la lectura.

Presumo, orgullosa, de ser una lectora absorta e impaciente, ávida y alegre solo de pensar en la mera existencia de los libros.

Aquellos que no leen, pese a estar alfabetizados, probablemente no saben leer en el fondo, y viven toda su vida en un mundo materialista, limitado de muchas maneras: son prisioneros incapaces de escapar de sí mismos y de lo que les rodea de manera inmediata.

Yo no.

Yo vuelo lejos gracias a la poesía.

La poesía tiene mucho que ver con la idea de huir del mundo, mientras que es precisamente esa forma de huida la que ofrece la posibilidad de comprenderlo.

La poesía es la única herramienta de expresión que he logrado encontrar para dar forma a mi amor por la vida, a mi asombro, pero también significa y encarna, mejor que nada, lo que para mí es la impotencia del lenguaje: porque estoy convencida de que no todo se puede decir con palabras y, a pesar de ello, la poesía es la sola manera de intentarlo.

En la infancia me fascinaban las vidas de antiguos poetas, hombres y mujeres prodigiosos, capaces de atrapar con su lenguaje enigmático una feliz armonía entre sus sentidos y el universo frío y silencioso que nos envuelve.

La poesía me parecía así un forma de rebelión y de concordancia a la vez, la manera de expresar mi devoción por el mundo y un brindis por la arrogancia del espíritu humano que se atreve a intentar comprender lo que ama sin freno.

La poesía es el único consuelo que me quedaría si me lo quitasen todo.

De hecho, como todo lo importante, la poesía es algo que nadie me podrá arrebatar nunca, por eso es una de mis pertenencias más valiosas.

A pesar de su inefable fama de exquisita y altiva, la poesía es una cosa práctica, como las faenas de un campesino que recoge leña o siembra, que saca agua de un pozo o que mira al cielo esperando que llueva.

Solo gracias a la poesía soy capaz de asumir el pasado mientras lo contemplo sin miedo. Y luego caminar hacia delante pensando que, si hoy estoy cerca de las estrellas, es porque el día de ayer me sentí más lejos que nunca de ellas, a pesar de mis palabras.

 

Madrid, agosto de 2021.

Esperando a las Perseidas.

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