Poetas con Luz Ambiente, María Teresa Lozano
Lejos queda aquel latido que me llevó a orillas de la palabra escrita. Era apenas una niña cuando empecé a sentir ese pálpito, esa necesidad inaplazable, urgente; que pugnaba por abrirse paso sin dar tregua. Y ya no hubo marcha atrás, vino para quedarse y se instaló en mi vida para siempre.
María Teresa, elige para su sesión un espacio que rezuma arte y creatividad en cada rincón. Además es su espacio de trabajo, en el que todos los días disfruta de este ambiente y encuentra a diario muchos elementos que se llevan bien con la creatividad, el silencio, la música clásica, la luz, oleos, dibujos, sobre todo “la presencia del pintor”. Es evidente que eligió el Museo de Antonio López Torres. Un espacio al que hacía muchos años que no visitaba, y volvía de manera muy grata.
En el transcurso de la conversación, Mª Teresa me decía que a pesar de estos tiempos convulsos y duros que nos está tocando vivir, su lírica incorpora un halo de esperanza y busca la profundidad del ser humano, lo que viene a ser el humanismo. Con esta descripción en relación a su poesía y ante la posibilidad que me ofrece el edificio de elegir entre luces duras y suaves, me quedo con la iluminación natural sin refuerzo de la artificial de la primera planta. Resulta ser una iluminación muy grande, fruto de las reflexiones que se producen gracias a la ambientación casi en clave alta, que incluso el mismo revestimiento del suelo aporta.
María Teresa Lozano
Lejos queda aquel latido que me llevó a orillas de la palabra escrita. Era apenas una niña cuando empecé a sentir ese pálpito, esa necesidad inaplazable, urgente; que pugnaba por abrirse paso sin dar tregua. Y ya no hubo marcha atrás, vino para quedarse y se instaló en mi vida para siempre.
Cierto es que la vida te obliga a priorizar por responsabilidad desde el escenario que compone tu existencia, y desde ahí vamos iluminando con el paso del tiempo, poco a poco, nuestro propio argumento.
Decía Eladio Cabañero: “Un verso puede salvar a un hombre.” Y a mí me salvó la poesía. Ella me hizo sondear el alma, mirar en los recovecos para poner luz en las sombras y bálsamo en las posibles heridas.
Para mí la poesía es vestir la palabra con sus mejores galas y elevarla con belleza en las distintas materias que preocupan y ocupan al ser humano.
Es columpiar la sonrisa al borde del abismo mientras no hay tierra firme.
Es un reclamo constante ante las atrocidades que se repiten.
Se sufre escribiendo, nos dice José López Martínez, y en ese sendero de búsqueda, de ahondar en lo terrenal y divino, de ordenar palabras entre emoción y razón, vamos dejando en cada suspiro nuestro universo.
Mª Teresa Lozano López.