Poetas con Luz Ambiente, María Antonia Gª de León
“He vivido una década prodigiosa 2010-2020. Sí, una década prodigiosa. He escrito poemas como si se hubiera roto un dique y el aguapoesía hubiera saltado por arriba”
Hacia poco más de una semana, que nos habíamos conocido antes realizar esta sesión. De principio me pareció una mujer con las ideas muy claras y sin haber leído esta poética, la sensación que me produjo, fue eso mismo, que Maria Antonia era un torrente de creatividad y que yo la estaba fotografiando y no sabría si la podría contener… todo eran ideas.
María Antonia es una mujer amante de la luz. De la luz cosmopolita de Madrid, de la luz cálida de la costa del sol, de la luz manchega de sus recuerdos y momentos actuales. Luces que por otro lado, en vez de contrarrestarse en recuerdos y sentimientos, son elementos que se complementan en forjar la poesía de Maria Antonia.
La sesión la hicimos en la casa en la que desde niña vivió y vuelve regularmente. Una casa con múltiples estancias e iluminaciones muy distintas, que paradójicamente siendo la misma… que diferentes parecen. De todas ellas, la elección es la de la parte acaso menos noble, la subida a una “cámara” donde no parece haber pasado el tiempo. Es una localización que también me retrotrae a mi niñez. La entrada de luz a través de una ventana pequeña, las paredes enjalbegadas, la convierten en una luz suave ideal para fotografiar a Maria Antonia.
María Antonia Gª de León
Profesora de sociología (UCM)
Escritora y poeta
MI POÉTICA
La concisión y exactitud que apareja la poesía, son una continuación de mi actividad científica. Sotto voce: siempre he estado al calor del abrazo de la poesía. He sido una poeta avant la lettre, mucho antes de publicar mis poemas. En mi obra Soy tú, Poesía reunida 2010-2020 (que es mi década pública con la lírica) se puede leer gran parte de mi escritura al respecto, más allá de lo mucho que he escrito en clave sociológica.
El campo poético tiene, al mismo tiempo, lugares oscuros o deslumbrantes, que no entran en contradicción con sus rasgos de concisión y exactitud.
La poesía me ha dado cosas inefables. Millonaria es un poema que he escrito sobre ello, no tiene que ver ni con el oro ni con la plata. Tiene que ver con la ordenación del interior emocional que crea un poema.
Al modo de las iluminaciones de Arthur Rimbaud, incluyo este fragmento de mi poema Golpe de Ariete, que expresa el instante sagrado en el que surge el inicio de un poema:
Así, como violento golpe de ariete,
llega el instante.
Tiene tal fuerza que recuerdo exactamente
la circunstancia,
el momento de espacio y tiempo
en que me hirió.
Su luz es el hallazgo en la noche
de un tigre sobre el que cabalgo y caigo.
Gloriosa caída
por el impacto de una iluminación.
Cavitación súbita:
hermosa depresión puntual
de descargas en el agua,
y de una explosión en mi interior. (…)
La vida es un safari peligroso.
Recuerdo el momento en que he cazado un poema.
Como un golpe de ariete,
un golpe de suerte,
un golpe de la Fortuna,
un golpe divino,
un golpe de inspiración,
una antesala del Paraíso.
“Je me souvien”.
Coincido plenamente con Joan Margarit (como cabe deducir de los versos anteriores) que lo que salva a un poema es su honesta intensidad.
Tengo una genealogía lírica, una familia poética, así, son mis parientes contemporáneos, Jaime Gil de Biedma, Jorge Luis Borges, Antonio Gamoneda, Fernando Pessoa…, y la gran familia de tantas poetas que me entusiasman, difícil de enumerar. Por último, decir que cuento con una extensa familia americana; a ella pertenecen: Fina Marruz, Eliseo Diego, Gastón Baquero, Lezama Lima, Huidobro, Raúl Zurita, etc. etc.
He vivido una década prodigiosa 2010-2020. Sí, una década prodigiosa. He escrito poemas como si se hubiera roto un dique y el aguapoesía hubiera saltado por arriba. Se escribe la poesía en días de altura. La poesía es el río que me lleva. Ella ha sido mi psicoanalista, mi diario de vida.
Contra esta tiniebla,
contra el volver opaco todo,
contra la plaga mundana de encubrir,
contra esta muerte de la vida,
se hace la poesía.
Por último, expresar un deseo: ojalá que, al leer mis poemas, el papel impreso desaparezca en la penumbra de la habitación, y encuentres que alguien ha entrado en tu casa, y ya no es un extraño.
Siente mi escritura, el perfume de mis ideas, siénteme.