Poetas con Luz Ambiente, Pruden Tercero Nieto
“Ay la poesía. Trata de establecer algunas de las preguntas más desgarradoras. O de sentir desde el silencio como la vida respira. O de desangrarnos de a poco.”
Curiosamente, el día que decidimos hacer la sesión coincidió con un martes de carnaval, por cierto en Miguelturra, un pueblo conocido por su vibrante celebración de esta festividad, donde las máscaras y los grupos carnavaleros se mezclan en un ambiente festivo. Pruden, que confiesa no ser un gran aficionado a los carnavales, espera que su pueblo lo perdone, ya que poco a poco se irá sintiendo más cómodo con la celebración.
El día era fresco, con un cielo alternando entre sol y nubes, lo que permitía jugar con la luz, aunque en esta ocasión, la luminosidad no era el elemento más relevante. Nos reunimos en la plaza de Miguelturra, frente a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, un lugar que Pruden recorre con frecuencia, rememorando vivencias y observando la vida que transcurre a su alrededor.
Como mencionaba, la luz no era el aspecto más importante en este momento; se trataba de la luz del atardecer, esa luz otoñal que él describe como “mágica”. Pruden siente una profunda admiración por los atardeceres de Sanlúcar de Barrameda y, al regresar a Miguelturra, no pudo evitar establecer una comparación entre ambos, observando cómo la belleza de los atardeceres se manifiesta de manera diferente en las llanuras del mar y la tierra.
“En el atardecer se encuentra tanto”, comenta Pruden. Es una luz que marca el final del día, anticipando la llegada de un nuevo amanecer. Esta luz crepuscular se traduce en una paleta de colores ocres, especialmente resplandecientes en otoño, cuando las hojas de los árboles adquieren diversos matices antes de desprenderse.
Pruden Tercero Nieto
Fragilidad extiende, a través de los versos, su luz y herida. El hombre trata de formular sus preguntas. No hay repuestas. Ángel sin alas, los versos trasladan a esa infancia donde se inscribieron a sangre y a sal las primeras cicatrices. Hombre sin paraíso, el paso de los años han hecho que las cuadernas de su barco crujan. Los versos de sus libros, dentro de una métrica libre, trazan en su enraizamiento en la vida un ritmo propio, una cadencia de barco de pescadores (sin prisas, en silencio, a pecho descubierto) desarrollando sus raíces libremente.
No rehúye el purgatorio con nombre de maltrato; tantas veces que se convirtió en un hábito de colmillos y precipicios. Avaro de la luz, atesora las cualidades luminosas de la infancia y su niño interior: la bondad, la ingenuidad, la fantasía, la aventura y los juegos; de su madre, como una luz frágil, pero con heridas llenas de luz; de la enseñanza como transmisión y aprendizaje de valores más que de contenidos; de la ternura, como herramienta eficaz de vida y poesía; de su mujer, Mariiita, niña grande, que le ayudó a hacerle frente a la vida y hacerle cucamonas a la luna.
Ay la poesía. Trata de establecer algunas de las preguntas más desgarradoras. O de sentir desde el silencio como la vida respira. O de desangrarnos de a poco. Traza su sendero sin prisas en una oscuridad y entorno que clava sus colmillos sin piedad; purgatorio, con crisis que se abren desde la propia realidad; alas que el poeta extiende con los propios retazos de luz que ha vivido y que desgrana paso a paso en su poesía. …
¿Escritor de la realidad? Sí, los versos se nutren de la realidad, del paisaje íntimo y externo. Los paisajes manchegos, sus sembrados, sus trigueros, sus olivos y viñedos son los pulmones de la poesía. La tierra abre su hambre con su dureza y su fertilidad. ¿Escritor de la intimidad? El hombre se desnuda generosamente desde su bondad y humildad. No sabe ser de otra manera. ¿Influencias? La poesía como verdad y como luz.
¿Con qué me quedo de la poesía? Con sus preguntas de luz.Pruden Tercero Nieto, 26 de febrero de 2025