Poetas con Luz Ambiente, Jesús Lara
“Para mi intentar ser poeta es la obligación de querer mostrar la belleza, la alegría, los buenos sentimientos, los deseos para cooperar en un mundo que desde el primer segundo trabaja para deshacerse de nosotros”.
La sesión con Jesús Lara, sin duda, especial por diversas razones: Llevaba tiempo queriéndola hacer, es la segunda vez que realizo una sesión en el mismo hogar y esta vez en la familia de “Poetas con Luz Ambiente” cuento con un segundo miembro de una familia. Estoy hablando de Natividad Cepeda y Jesús Lara.
Una tarde calurosa llena de conversaciones animadas con Natividad y Jesús en la compartieron como se conocieron, su intercambio diario a través del correo, él desde Sidi Ifni y ella desde Tomelloso, sus aficiones poéticas, etc.
En aquella sesión comentaba que “El recorrido por la casa de Natividad, es un paseo donde se mezclan la tradición y la vanguardia. Multitud de expresiones artísticas, entre las que se encuentran sus libros, sus poesías”. En esta ocasión, en un acogedor recibidor en la planta baja, la esencia de una gran casa de pueblo seguía presente en la que no se hacen necesarios muchos artificios para mantener un frescor agradable durante ese día caluroso de verano.
La luz de la estancia, en esta ocasión adquiere menos relevancia ante la idea la luz que prefiere Jesús. “Una luz que hiciera posible el no cerrar los ojos y que hiciera posible el mantenerlos siempre abiertos”. En cuanto al color, mostraba una preferencia hipotética en la que el verde y el azul estuvieran presentes al 50%, quizás reflejo de su conexión con la agricultura.
Jesús Lara
Siempre es interesante poder entrar en ese yo personal de los nuestros, de los que hacen cosas que nos gustan, de porque lo hacen. Porque así llegamos a comprenderlos mejor.
Pepe J. Galanes, ha querido y trabajado, para que un grupo numeroso de personas que hacen poesía pueda darles imagen de esa forma que él, profesionalmente, sabe hacerlo, como muy poca gente, porque además él, es poesía en estado puro desde el día de su nacimiento.
Fui un niño casi de postguerra, que desde muy pronto tuve que abandonar porque en el entorno ya era un “hombre “. Adiós para el niño en lo exterior, pero reforzamiento interior dentro de mi pensamiento, porque a ese pequeño amante de los sueños y la fantasía, si que no he conseguido expulsarle de mi existencia.
A partir de los doce años empecé a enamorarme de la poesía. Juan Ramón Jiménez con su burrito Platero llenó de sensibilidad mi mente. Después me encantaron los dos hermanos Machado, creo que, para mí, Manuel me llegaba más, que Antonio, porque creía verle más vida y alegría a su obra. En la juventud y ya para siempre me entusiasmé con Gustavo Adolfo Béquer y sus rimas, que para mí tocaban casi el cielo. Después y lógico me he interesado por las obras de cientos de poetas. Todos los poetas aportan y nos moldean. Yo he querido mucho a Vicente Cano y Juan Torres, poetas de mi tierra, porque me gusta su obra y porque apostaron mucho por mí en el pasado.
Para mi escribir en forma poética es algo necesario y natural, algo así como respirar. Necesito decir del paisaje, de la gente, del amor, de la amistad, de la injusticia, de la esperanza, del engaño, de la incomprensión, del paso del tiempo. De la gente que nos llega, de los seres que amamos y se marchan…
Todo lo que hay dentro de una vida de lucha constante, de trabajo, de sueños, de fantasía. Estamos metidos porque sí, en un mundo escurridizo, que tiende a escaparse, que tiende a difuminar nuestros deseos, a borrar nuestras limitadas alegrías…
Para mi intentar ser poeta es la obligación de querer mostrar la belleza, la alegría, los buenos sentimientos, los deseos para cooperar en un mundo que desde el primer segundo trabaja para deshacerse de nosotros. La vieja expresión del bien y el mal, ese mal, que sabe cómo debe trabajar. Y que a veces hay que echarlo fuera para que la esperanza siga en nosotros.














